sábado, marzo 05, 2016

Gobernantes musulmanes en la peninsula ibérica

El presente, modesto,  artículo pretende dar a conocer, aunque muchos de los nombres nos suenan de cuando éramos  estudiantes de bachillerato, los gobernantes de las distintas dinastias musulmanas que a lo largo de casi 800 años se establecieron en la península ibérica. En él aparecen unas suscintas explicaciones de las sucesivas fases históricas.
Las fuentes de donde se han extraído los datos son diversas, y por tanto la relación de los gobernantes varía, en algunos casos, de una a otra, tanto en el nombre como en las fechas. Especialmente está el caso de la época nazarí en que según que autores aparecen Muhammad XII y XIII o solo hasta Muhammad XII. El aquí reflejado está sacado de dos árboles genealógicos: El de "El libro de la Alhambra, Historia de los sultanes de Granada" de Luis Seco de Lucena, y del cuadro del profesor Mujtar al Abbadi de la Universidad de Kuwai. 
Menéndez Pidal en el tomo VIII-3 de Historia de Epaña habla, como último rey nazarí de Muhammad XII.

Al final, del artículo aparecen unas gráficas al número de gobernantes que afectaron a la zona de la actual Granada. Por tanto aparecen solo los de la taifa de los Banú Zirí, relativas al número total de gobernantes y a la duración.

Walies (714 - 755)
Waliato de Al-Ándalus o Emirato dependiente, son denominaciones del periodo de la historia de al-Ándalus (la España musulmana) entre 711 y 755, así como de la institución política que la gobernaba. Con la conquista musulmana de España, el antiguo reino visigodo se convirtió en un valiato, es decir, el territorio gobernado por un valí (gobernador) dependiente del califato de Damasco y subordinado al centro político del Maghreb (Occidente del imperio musulmán), que se encontraba en Kairuán (antigua Cartago, actual Túnez).
La capital del valiato se estableció en Córdoba.





Emires independientes (756 - 912)
En 750, los abasíes derrocaron a los omeyas del Califato de Damasco y ordenan el asesinato de toda la familia omeya. Seis años más tarde, en 756, Abderramán I –que había escapado del sangriento destino final de los Omeyas logrando huir de Damasco– desembarcó en al-Ándalus y se proclamó Emir independiente de Bagdad en 773 (comandante en jefe) tras conquistar Córdoba. Esta independencia es política y administrativa pero se mantiene la unidad espiritual y moral al continuar el vínculo religioso con el Califato abasí.